Y te la
endosé hasta el fondo. La base de tu sexo haciendo tope en la estrechez de tu
cavidad invadida por mi verga. Gritaste como un susurro y aullé como un lobo
herido, al sentir el tirón de tu vagina al sacártela de golpe. Abrí tu carne
con mis surcos. Labré gemidos en tus labios y grité de fuerza y de excitación.
El golpe de tu cuerpo entregado contra el mío. El límite de tus centros haciéndome
caricias sobre mi dureza.
Tu mirada extasiada en cada empotre. Tu cuerpo
elevado y tus pezones rojos en cada invasión. Tu cesión de cuerpo y alma en
cada penetración. Mi pasión transferida a tu deseo. Tu carne con mi carne
redimida por nuestros instintos. Sueño y realidad encontrados. Fantasía y
escenario en el teatro de las ganas. Repetición de envite tras envite, tirón
tras tirón, mirada tras mirada y placer tras placer entre tus muslos.
Gritos,
respiraciones y gemidos, sexo, real, sin límites ni razones; sexo del bueno.